LA TEJERA DE LA LLANA/YANA LA TEYERA (RIOSA) - Primer cuarto del siglo XVIII -
En la zona de LA VARA y EL TURNUDEU, en las inmediaciones del camino que sube desde Muriellos a LA SIERRA DEL ARAMO, hay vestigios de la existencia de hornos de cocción de arcilla para hacer tejas y ladrillos macizos. Merece la pena destacar los restos de uno que se ubicaba en el paraje conocido como LA LLANA/YANA LA TEYERA.
Aún se conserva la parte superior del horno - donde se depositaban los ladrillos o las tejas para la cocción -, aunque con alguna modificación al haber sido utilizado como una pequeña cuadra durante algún tiempo y que, hoy, tiene el techo hundido. Fue necesario hacer una limpieza a fondo para poder descubrir su ubicación, ya que, debido a que estaba excavado en el terreno y a las zarzas que lo cubrían, no se veía. Tiene orientación noreste-suroeste, y su acceso es por el suroeste -camino -. Estaba encajado en el terreno aprovechando el desnivel existente entre el camino y LA LLANA/YANA LA TEYERA. En la campa aún existen algunos socavónes, quizá donde se extraía la arcilla, o se amasaba o, quizá, como pudridero, es decir, donde se depositaba la arcilla una vez extraída y amasada, con el fin de eliminar la materia orgánica.
En Riosa, existieron varias de estas tejeras, siempre o casi siempre, ubicadas en terrenos comunes, como es el caso de esta o como la que estaba ubicada por encima del CUERNU DE PURCIÓ, o, la que había en la Subida a Campa Braña - por encima de Villamer - o, incluso como la que se construyó en las inmediaciones del poblado minero de las Minas de Texeo, en Rioseco, para hacer los ladrillos macizos de los edificios (finales del siglo XIX) y de la esbelta chimenea de la explotación que aún resiste perfectamente el paso del tiempo.
Aún se conserva la parte superior del horno - donde se depositaban los ladrillos o las tejas para la cocción -, aunque con alguna modificación al haber sido utilizado como una pequeña cuadra durante algún tiempo y que, hoy, tiene el techo hundido. Fue necesario hacer una limpieza a fondo para poder descubrir su ubicación, ya que, debido a que estaba excavado en el terreno y a las zarzas que lo cubrían, no se veía. Tiene orientación noreste-suroeste, y su acceso es por el suroeste -camino -. Estaba encajado en el terreno aprovechando el desnivel existente entre el camino y LA LLANA/YANA LA TEYERA. En la campa aún existen algunos socavónes, quizá donde se extraía la arcilla, o se amasaba o, quizá, como pudridero, es decir, donde se depositaba la arcilla una vez extraída y amasada, con el fin de eliminar la materia orgánica.
En Riosa, existieron varias de estas tejeras, siempre o casi siempre, ubicadas en terrenos comunes, como es el caso de esta o como la que estaba ubicada por encima del CUERNU DE PURCIÓ, o, la que había en la Subida a Campa Braña - por encima de Villamer - o, incluso como la que se construyó en las inmediaciones del poblado minero de las Minas de Texeo, en Rioseco, para hacer los ladrillos macizos de los edificios (finales del siglo XIX) y de la esbelta chimenea de la explotación que aún resiste perfectamente el paso del tiempo.
Tal como estaba montado, se parecía mucho a los hornos de origen árabe. Como decíamos, se construyó enterrado en el terreno aprovechando el desnivel y costaba de dos partes: la inferior formada por una bóveda de arcos apuntados de ladrillo macizo y otra superior de forma cuadrada, pero con las esquinas redondeadas, de unos nueve metros cuadrados y dos cincuenta a tres metros de altura, donde se depositaban las tejas o ladrillos para la cocción.
En la inferior se producía el fuego alimentado por leña y estaba dotado de varios huecos por donde se introducía la leña para la combustión, manteniéndose activo hasta que finalizaba el proceso de cocción; el calor ascendía a la parte superior a través de varios huecos, que se dejaba en el aparejo utilizado para separar la planta inferior de la superior. Muchos de estos detalles nos los ha facilitado Alberto Sariego Alvarez, al haberlos conocido personalmente, antes de dotar la planta superior de tejado y utilizarla como una pequeña cuadra.
Como en todos los hornos de origen árabe, en la planta superior se colocaban las tejas o los ladrillos para ser cocidos. Se apilaban en filas dejando huecos alternativamente para permitir el tiro del horno y, antes de terminar la cocción, se taparía con ladrillos la parte superior, dejando algún hueco para controlar el calor.
Aparentemente, no hay vestigios de chimenea alguna, aunque lo cierto es que, estos hornos, no necesitaban grandes chimeneas. Lo único que pudiera estar relacionado con una posible chimenea lo podemos ver en la pared de piedra, noreste, donde existe incrustado un cuadrado de ladrillo macizo de 0,80 m. de lado, que bien pudo ser el hueco de la chimenea.
El tiempo de cocción podía durar varios días y era el tejero quien, con su experiencia, determinaba el momento justo en que consideraba finalizado el período de cocción. Eran hornos muy lentos, incluso, en algunos, el proceso de cocción podría durar hasta quince días. Una vez concluido, las tejas o ladrillos, se dejaban depositadas en el horno hasta pasados nueve días. Este proceso hacía que el horno funcionara de forma intermitente.
El tiempo de cocción podía durar varios días y era el tejero quien, con su experiencia, determinaba el momento justo en que consideraba finalizado el período de cocción. Eran hornos muy lentos, incluso, en algunos, el proceso de cocción podría durar hasta quince días. Una vez concluido, las tejas o ladrillos, se dejaban depositadas en el horno hasta pasados nueve días. Este proceso hacía que el horno funcionara de forma intermitente.
Ese período, seguramente lo aprovecharían para extraer más arcilla y hacer los preparativos previos a la siguiente cocción.
La elaboración artesana de tejas o ladrillos, tradicionalmente, tenía cuatro fases:
Primera: Extracción, limpieza, amasado de la arcilla y depósito de la misma en una especie de pudridero a fin de eliminar la materia orgánica.
Segunda: Moldeado del ladrillo o teja.
Tercera: Secado natural de los ladrillos o tejas, con el fin de que perdieran humedad y, también, para ahorrar costes, al reducir el tiempo de cocción.
Cuarta: Cocción; podría durar hasta quince días, según el tipo de horno.
En la actualidad, de La Teyera de La Campa La Teyera solamente se conserva a la vista la planta superior, donde se depositaban los ladrillos o tejas para la cocción; la planta inferior del horno, ha sido tapada, cuando se habilitó la planta superior como una pequeña cuadra (hoy tiene el techo hundido). No obstante, parece ser, que la planta inferior no se destruyó, simplemente se tapó para dejar un piso uniforme.
Seguro que si se lleva a cabo una excavación cuidadosa y no a mucha profundidad, se podría descubrir la parte inferior del horno.
A nosotros, desde nuestra página, nos gustaría que algún organismo oficial ( Ayuntamiento, Principado ...), llevara a cabo tal actuación que consistiría en la limpieza del perímetro y del interior del habitáculo con posterior levantamiento del piso para dejar al descubierto la planta inferior del horno.
Aunque a primera vista pudiera parecer poco interesante creemos que si se llevara a cabo tal actuación, podría quedar al descubierto una Tejera del primer cuarto del siglo XVIII.
Esta tejera debió surtir de tejas a todas las cuadras de la zona ya que, las antiguas que hay colocadas en las mismas, todas tienen una misma hechura: tejas muy rústicas, poco curvas, con mucho peso y muy resistentes. Los paisanos prefieren estas tejas a las actuales - de fabricación más perfecta y regular, pero mucho menos resistentes y, también menos duraderas -.
En la reparación de una de las cuadras cercanas (a poco más de doscientos metros) de La Canga, perteneciente a Julieta y Toni, se aprovecharon las tejas viejas y al asentarlas de nuevo, el canteru, Armando Alvarez, de Cereceo, encontró una con la inscripción: "Ano de 1730" (os ofrecemos una foto de la misma). De ahí que datemos la antigüedad de la Tejera en el primer cuarto del siglo XVIII. Seguro que en las cuadras de la zona habrá otras tejas con la fecha de su fabricación.
En la reparación de una de las cuadras cercanas (a poco más de doscientos metros) de La Canga, perteneciente a Julieta y Toni, se aprovecharon las tejas viejas y al asentarlas de nuevo, el canteru, Armando Alvarez, de Cereceo, encontró una con la inscripción: "Ano de 1730" (os ofrecemos una foto de la misma). De ahí que datemos la antigüedad de la Tejera en el primer cuarto del siglo XVIII. Seguro que en las cuadras de la zona habrá otras tejas con la fecha de su fabricación.
A continuación os ofrecemos las fotos del lugar de ubicación, de los restos de la planta superior y de la teja con la inscripción : "Ano de 1730".

Ejemplar de teja aparecida en una de las cuadras cercanas (La Canga), de Julieta y Toni. Cuando se hizo la reparación hace algunos años, el canteru que realizaba la obra, Armando Alvarez, de Cereceo, encontró esta teja en la que figura una inscripción con la fecha de su fabricación: "Ano de 1730".

LLANA/YANA LA TEYERA, mirando al este.

LLANA/YANA LA TEYERA, mirando al noroeste. La espinera marca el lugar de ubicación del horno. En primer plano, socavónes donde quizá se extrajo arcilla o balsas donde se amasaba.
Ubicación del antiguo horno de la tejera. Por encima, donde está la espinera, se halla la denominada, LLANA/YANA LA TEYERA.




Restos del tejado hundido del que se dotó a la planta superior del horno para destinarla a una pequeña cuadra en la última época.

Estado actual de la fachada suroeste, donde está la puerta de acceso a la planta superior.
Esquina redondeada de la pared lateral derecha en su enlace con la pared frontal, noreste.

Cuadrado de ladrillo macizo, incrustado en la pared de piedra, noreste que, quizá, tape el hueco de la chimenea.

Pared lateral derecha, con la esquina redondeada,en la zona de la puerta de acceso.

Pared frontal, noreste.
Pared derecha desde la puerta actual de acceso.


Como puede apreciarse en la foto, el habitáculo no es cilíndrico, pero tampoco es totalmente cuadrado, ya que las esquinas son redondeadas.
