martes, 23 de julio de 2019

ANDAR A LA HIERBA EN LAS VALLINAS DEL RASÓN (RIOSA)



En esta foto aparecen  muchos de los parajes  de las estribaciones del Picu Rasón y del Reguerón donde,  aún hace sesenta años, se segaba hierba en parajes con grandes desniveles:


INTRODUCCIÓN.-

Cuando era un  niño, por los años 1952-1955, recuerdo que mi padre  miraba a través de los prismáticos las estribaciones del Picu Rasón (1.659 m.) a finales del verano, desde la casa en que vivíamos en La Vega. Yo le preguntaba que era lo que miraba y me contestó que había gente "andando a la hierba". Pasado el tiempo, cuando era un adolescente, era yo quien observaba las vallinas del "Picu Rasón" a ver si localizaba a alguna persona o, en el mes de septiembre, alguna vara de hierba. Estaba impresionado de cómo era posible que, con el gran desnivel que se apreciaba, pudieran existir personas que se arriesgasen a recoger hierba en estas zonas poniendo en peligro su vida. Las personas era muy difícil localizarlas pero las varas de hierba si se podían ver. Que pena no haber dispuesto de una buena cámara fotográfica y haberlas plasmado para la posteridad.
La calidad de los pastos de altura de la Sierra del Aramo es algo que todos los riosanos conocen y que ya puso de manifiesto el ingeniero belga D. Alfonso Dory en su Memoria sobre las Minas de Cobre de Texeo (Riosa) publicada en la revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería de Madrid en el año 1893.  El Sr. Dory, de forma magistral y gráfica describe el sistema de pastoreo que ya, en aquella época, se desarrollaba en la Sierra del Aramo durante la primavera y el verano y que, en la actualidad (S. XXI), se mantiene de forma idéntica  para aprovechar los pastos de montaña, que él califica de excelentes, como consecuencia de la manera en que se forma la capa de tierra vegetal que cubre la ladera de la montaña por encima de la caliza.

Estas son sus palabras: “Actualmente la arcilla, formada por el légamo (limo, barro) que acarrean las aguas, se ha depositado en las anfractuosidades (irregularidades de la caliza); la tierra vegetal, de excelentes pastos, cubre la caliza desde su base a la cúspide, los habitantes de los valles abandonan desde el principio de primavera al fin del verano los ganados en estas praderas, donde crece en abundancia la hierba larga, fina y olorosa de las grandes altitudes. Al llegar los primeros fríos, los ganaderos bajan de nuevo a los valles, la montaña se cubre con un espeso manto de nieve, que conserva a veces hasta la primavera”. En esta parte de la exposición le sale la vena poética cuando dice: “Al retintín de los cencerros sucede, en el Aramo abandonado, el fragor de la tormenta; el viento del norte barre del el océano hacia las cumbres de la montaña los negros nubarrones que en ella se condensan, y los fulgores del rayo que raja un árbol o hiende la roca iluminando a menudo la cresta de la sierra”.

Por lo que sabemos, el aprovechamiento de los pastos de la Sierra del Aramo se remonta muchos años atrás en el tiempo, pero lo que pocas personas saben es que además del aprovechamiento directo por parte del ganado vacuno, caballar y lanar, también se aprovechaban segando determinadas zonas a las que el ganado no podía acceder por su peligrosidad, para después transportarla a los establos donde alimentaban a las reses durante el invierno.

Nos pareció interesante indagar sobre las personas que, siguiendo la costumbre de sus ancestros desde tiempo inmemorial, segaban estas zonas de difícil acceso para procurar un poco más de hierba a sus ganados, incluso poniendo en peligro su vida. Eran gentes aguerridas y sacrificadas, que subían por pendientes de desniveles brutales sin tener miedo a lo que pudiera ocurrir. 

Necesitábamos más información sobre esta actividad tan arriesgada y recurrimos a una persona que con doce años ayudaba a su padre, José Umbiera, en la recogida de la hierba en estos parajes tan inhóspitos y peligrosos. Me refiero a Eliseo Alvarez, de Felguera. Fueron muchas cosas, muy interesantes, las que me comentó Eliseo y, de entre todas ellas, hubo una que llamó mi atención, el que las mujeres tenían una participación activa y al mismo nivel que los hombres. Y no eran ni una ni dos, sino muchas. Más adelante os ofreceremos más detalles de esta actividad.

ZONAS SUSCEPTIBLES DE SIEGA.-

Con independencia de que hubiera otras zonas de la vertiente oriental riosana de La Sierra del Aramo que se segaran, la zona más importante, estaba situada en las estribaciones y vallinas del Picu Rasón (1.659 m)- Los Cualmaos - de dientro y de fuera -, "Vachines Menues", "Vachina Ancha", "Vallines del Tixu en el "Arguixu Enchu", "Los Felguerones, La Vallina los Xatos ... - y en El Reguerón -La Cava -, lugares con un gran desnivel y a los que no podía acceder el ganado, hasta el punto que los vaqueros vigilaban e impedía que se adentraran en estos parajes con frescos y abundantes pastos. Fueron muchas las reses que se derribaron - despeñaron - al escapar a la vigilancia de los ganaderos.
 Existía un acuerdo tácito entre los ganaderos por el que solamente se podían segar en esta zona de la vertiente oriental riosana de la Sierra del Aramo aquellos parajes a los que el ganado no podía acceder por su peligrosidad, ya que corrían el riesgo de despeñarse. Todos los pastizales que podían ser aprovechados directamente por el ganado no eran susceptibles de ser segados.

Según nos comentó Eliseo, las zonas donde se segaba en "la pena" -así se denominaba y se denomina a la vertiente oriental de la Sierra del Aramo - eran las siguientes:

- "Vallina de La Bezarrerina".En esta vallina la persona que llevaba a cabo la siega era una mujer, Sabel Umbiera, Sabel de La Granxa. Tenía una producción de dos o tres forcaos de hierba (entre 460 y 700 kg). En las demás vallinas se hacían varas de hierba, sin embargo, Sabel no hacía vara ya que estaba mucho más cerca de la cuadra a donde transportaba la hierba mediante cargas al hombro, que las otras.

- "Vallines del Tixu", en el "Arguixu Enchu"En estas vallinas situadas al sur del Reguerón, solía segar Andrés Pedrera, de Rozacaxil, el abuelo de Eliseo, que hacía una vara de hierba que podía tener tres o cuatro forcaos de hierba (entre 700 y 920 Kg).
Por otra parte, según nos contó Corsino, el de Felguera, algún año, también segó su abuelo Clemente, el mancu de Felguera, quien a pesar de tener un solo brazo, andaba a la hierba y hacía varas. Clemente, hacía garabatos, "xuncía la pareja de vaques" y otras muchas cosas. A Clemente le gustaba llevar la "faxa" asturiana y él, solo, se las arreglaba para colocarsela. El mismo Corsino, con escasos diez años, le ayudó alguna vez en "la pena". 
Otra persona de Felguera que, en alguna ocasión, aprovechó hierba en estas vallinas fue Vicente Teresa.

- "Vachines Menues". La persona que solía segar estas vallinas era Lucinio, el de Benito, de Felguera. La producción era de seis o siete forcaos de hierba (entre 1.380 y 1610 kg) que se distribuían en dos varas de unos 805 Kg. cada una.

- "Vachina Ancha". Otra mujer era quien solía segar esta vallina, quizá fuera la que más segaba en la pena, era Laura la de Felguera. Llegaba hasta "El Seltu" e incluso seguía más arriba. La "Vachina Ancha" daba seis o siete forcaos de hierba (entre 1.380 y 1610 kg) que se distribuían en dos varas de unos 805 Kg. cada una.

- Vallinas de "Los Cualmaos" -el de dientro y el de fuera -. José Umbiera - padre de Eliseo - y Antón Umbiera,  solían segar en estas vallinasTenían una producción de ocho forcaos de hierba (1.840 Kg) que se distribuían en dos varas de unos 920 kg cada una.

- "Los Felguerones"- El Cimeru y el fonderu -. En Los Felguerones segó Andrés de La Granxa. Tenía una producción de diez forcaos de hierba (2.300 kg) que se distribuían en dos varas de unos 1.150 kg cada una.

- "Vachina Los Xatos". En esta vallina situada por encima de la Fuente La Canal, mucho más cercana de la "Llana Cimera" de la "Campa Chichariego", segaba Benigna Proaza. Tenía una producción de cuatro forcaos de hierba (920 Kg)

- "La Cava". Situada en la otra margen del "Reguerón". Allí segaba Iluminada, la de Felguera y sus hijos. Tenía una producción de cinco o seis forcaos de hierba (entre 1.150 y 1.380 kg). Dos varas.
Algunos años segaron también otros ganaderos, como Mino Cuba (un año) y Granxa.

-"Entrecuetos". En esta zona situada más al norte, a la derecha del Reguerón,  segaban Lucinio, el de Felguera y Andrés de Los Caleyos. Tenía una producción de dos forcaos de hierba (460 kg) que se recogía en una sola vara.
 Ferino  el de Amparo, de Rozacaxil, nos dijo que él y sus hermanos, José Antonio y Maruja,  segaron hierba en alguna de las Vallinas del Rasón como "Les Vachines Menues" o "Los Felguerones" - el cimeru y el fonderu -
Tanto  Ferino como Eliseo, también recuerdan otra persona que solía segar en "la pena", era Lecio, el santanderu, que vivía en Rozacaxil, de la familia de Clemente.

También había algunas otras vallinas a las que no podía entrar el ganado, aparte de las  de las que comentamos, que también se segaban en las estribaciones del Rasón. Ferino recuerda que su madre Amparo, contaba que su padre, segaba una de ellas que se encontraba por encima de una cuadra de su propiedad en un prado al lado de "la pena" , situado al lado de la "Boca de la Bezarrera".  La aprovechaban y empujaban la hierba vallina abajo y queda a los pies del bocarón de la cuadra. Precisamente en esta vallina si hubo un despeñamiento mortal, una hermana de su padre perdió la vida andando a hierba en este paraje.

En estas fotos tomadas desde ·El Prau La Vara" podemos ver las vallinas en las estribaciones del Picu Rasón y en  El Reguerón, donde se segaba hierba a partir de 15 de agosto a las que hemos hecho mención en nuestra exposición:





ÉPOCA DE SIEGA Y DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD.-

Como podéis imaginar, "andar a la hierba", en estos parajes tan escarpados y tan pendientes no era tarea fácil, no obstante, los ganaderos no querían perder la hierba de calidad que se formaba en estas vallinas delimitadas por grandes peñas de roca caliza a las que el ganado no podía acceder y, si llegaban a entrar, corrían el riesgo de "derribase" -despeñarse -. 

En los años en que la única actividad de Riosa era la ganadería y la agricultura de montaña, era necesario aguzar el ingenio para aportar un plus a la economía familiar, de forma que se aprovechaba todo lo que la naturaleza les ofrecía de forma gratuita, eso si, con sacrificio y esfuerzo y los ganaderos, a pesar de su peligrosidad, aceptaban el reto. Entonces, se permitía que el ganado aprovechara directamente los pastos de estas zonas hasta donde podía llegar, bajo la vigilancia de los vaqueros. Hoy en día esas zona están protegidas para que el ganado no entre para evitar que se despeñen.

A medida que la minería del carbón fue tomando auge y la mayor parte de los ganaderos fueron transformándose en mineros, esta actividad fue abandonándose, aunque no del todo, eran mineros y, a la vez, ganaderos y agricultores.

La actividad de andar a la hierba en "la pena", se iniciaba una vez concluida la faena de recoger la hierba de los prados, a partir del 15 de agosto. En Riosa, todos querían terminar la hierba antes de la celebración de la Fiesta de La Virgen de Alba, en Quirós -15 de agosto -

Alrededor de esta fecha, comenzaba la actividad en "la pena". Aquí los pasos que tradicionalmente se seguían en la recogida a la hierba, tenían ciertas peculiaridades, consecuencia de los parajes en que tenían lugar, con desniveles que en algunos casos podían superar el 40%. En esta labor participaban hombres, mujeres, adolescentes, incluso, niños.

La participación de la mujer en estas labores era importantísima, hasta el punto que, podemos decir que, trabajaban en igualdad de condiciones que los hombres. Muchas de ellas, como Sabel, Laura, Iluminada, Benigna, Ludivina..., segaban en estos parajes tan peligrosos por encima de los 900 m en la zona de las estribaciones del Picu Rasón y El Reguerón, incluso mujeres muy jóvenes.

Debido a las características de estos pastizales - entre grandes rocas calizas y muy pendientes - el trabajo era mucho más duro y debían tomarse grandes precauciones. Toda la actividad, excepto la siega, debía de hacerse por la mañana, cuando daba el sol, a partir del medio día, en algunas zonas incluso antes, muchas de las vallinas quedaban en sombra debido a las grandes rocas. En consecuencia, el secado era más lento. Cuando "valiaban" -dar la vuelta a la hierba -, muchas personas solían hacerlo DESCALZAS ya que, con  la hierba seca y los grandes desniveles, podía producirse un resbalón y dar lugar a un despeñamiento fatal.
 No se hacían montones -burros - ya que las ráfagas de viento, podían echarlos a rodar por la fuerte pendiente.
Luego estaba la labor de hacer las varas. Si ya de por sí se necesita gente hábil para hacer y empicar las varas en los prados, cómo sería hacer una vara en "la pena"clavar un palo donde casi no hay centro de tierra  y que, en muchas ocasiones, era necesario trasportarlo hasta allí, preparar la base etc. Normalmente, para colocar la vara, se elegían lugares con menos pendiente y mejor protegidos, no obstante, era todo un arte. Según nos contó Eliseo, como protección de las varas se colocaban unas barras de hierro, barras que, como no abundaban, se prestaban unos a otros según las necesidades. En la labor de desplazar la hierba había quien lo  hacía de sentados y empujando con los pies para evitar perder el equilibrio.

En el momento inicial de la labor, los ganadero marcaban la vallina que iban a aprovechar, segando un redondel en la misma. Una vez señalada ninguna otra persona podía segar esta vallina. Era una costumbre que se respetaba.

Cuando llegaba la festividad de la Virgen del Rosario, patrona de Riosa, a principios del mes de octubre, era la fecha en que comenzaban a transportar la hierba de las varas mediante cargas porteadas a hombros desde las vallinas hasta "La Llana Cimera" de  "La Campa Chichariego", desde donde se llevaba en forcaos tirados con parejas de vacas hasta las cuadras.
Según nos comentó Ferino, la preparación de las cargas en "la pena", era un poco diferente a como se hacía en los prados. En los prados solía ponerse una soga o cuerda gruesa doblada y sobre ella se iban depositando los brazaos de hierba. Una vez que se consideraba suficiente, se ataba a través de la trasga de madera y se apretaba. Sin embargo en "la pena" se preparaba de forma diferente. Se colocaban dos sogas o cuerdas en cruz y se depositaba el primer brazau sobre la cruz, colocando los siguientes, uno por encima y otro por abajo y también en los laterales. Se ataban las sogas a través de la trasga y se apretaban fuertemente.  A continuación, se preparaba un palo bien "puntiau". Lo siguiente era iniciar el porteo, en tramos sobre los hombros, utilizando el palo como palanca y, cuando no había más remedio, a rastras. Cuando bajaban la carga a rastras, introducían el palo en la carga y lo utilizaban a manera de freno. Así hasta llegar a la "Llana Cimera" de la "Campa Chichariego", donde cargaban los forcaos. Recuerda Ferino, que entre "Los Cualmaos", el de dientro y el fuera, había un paso estrecho y muy peligroso, en el que había que adoptar una postura especial para poder pasar con la carga. Era necesario pasar  con la carga colgando hacia el precipicio, de frente era imposible hacerlo ya que la carga tropezaba con la roca y despedía al porteador hacia el abismo.
Las cargas oscilaban entre sesenta y setenta kilos, incluso más. Imaginaos una persona mujer o hombre bajando por esos desniveles con una carga al hombre de entre 60 ó 70 kg. Debemos tener en cuenta que un forcau solía cargar tres cargas - alrededor de 230 kg -. La peligrosidad de esta labor era máxima, como os decíamos, por el desnivel. No es de extrañar que, en estas circunstancias, no se produjera algún accidente y, de hecho, los hubo, como el sufrido por  Isabel, la mujer de José Granxa, sin embargo, no recuerda haber oído que se produjera ninguno mortal en la zona del Rasón o El Reguerón. 
No obstante, los grandes desniveles de "la pena", vertiente oriental riosana de la Sierra del Aramo, si dieron lugar a accidentes,  alguno mortal, como el de la hermana del padre de Ferino de Rozacaxil, que andaba a la hierba en una vallina situada cerca de "La Boca de la Bezarrera" - que ya os comentamos - y otros por  andar al ganado - sobre todo cabras - o en la recogida de arándanos.
En la labor del transporte mediante cargas, había algunos cargueros que destacaban, como Quico Caleyos o Manolo el de Virginia

Otro aspecto a destacar en la labor del transporte era la gran solidaridad de la gente del pueblo, se ayudaban unos a otros cuando llegaba este momento después de las Fiestas del Rosario. Había gente que no tenían parejas de vacas para llevar a cabo el transporte en forcaos, y llegaban a a un acuerdo con quienes si las tenían. A cambio de que les arasen las tierras y las dejasen preparadas para la siembra les daban la hierba que habían segado en "la pena", como era el caso de Virginia o Benigna.

Esta dura actividad fue decreciendo a medida que se daba más importancia al trabajo de la mina que a la explotación agraria y ganadera y podemos decir que la siega en "la pena" concluyó a finales de la década de los años de 1950.






 Los pastos  de Matabona, Matabucina, El Mayeu Planeo, El Rozo Planeo, La Espesona ... que aparecen en la foto, se aprovechaban y aún hoy se aprovechan directamente por el ganado:





En esta foto podemos ver "Los Cualmaos" - el de dientro y el de fuera - , "Les Vachines Menues", "Vachina Ancha", "Los Felguerones", "Les Vallines del Tixu" en el "Arguixu Enchu", en las estribaciones del "Picu Rasón" y La Cava y Entrecuetos, a la derecha del "Reguerón, zonas donde segaba hierba y hacían varas hasta finales de la década de los años de 1950, a pesar de los fuertes desniveles: