En esta imagen podemos ver la ubicación del poblado minero de Rioseco, en la parte inferior y, también la ubicación de las minas en la zona intermedia de la foto (Campa Texeo" y "Campa les Mines"):
Debido a los avances de la ciencia en el área de la Paleogenética, no pasará mucho tiempo para que podamos conocer con todo detalle como eran, de donde procedían, con quien estaban emparentados etc., en definitiva, todos los rasgos genéticos de los mineros prehistóricos riosanos que trabajaron en las Minas de cobre de Texeo (Riosa), en la vertiente suroriental de la Sierra del Aramo, hace más de 4.000 años, entre el Neolítico y el Calcolítico.
El Ingeniero de Minas, D. Miguel Quesada nos ha puesto en la pista y nos ha facilitado información sobre una importante y muy interesante publicación, en inglés, obra de Dª. Monserrat Hervella y Dª. Concepción De la Rúa que salió a la luz en el año 2018. Se titula "Paleogenetics of Northern Iberian fron Neolithic to Chalcolithic Time".
Seleccionando este enlace podéis ver la publicación original al completo: https://core.ac.uk/reader/322436694 Por otra parte, si queréis ver el texto ya traducido al español podéis también hacerlo seleccionando el siguiente enlace:https://www.intechopen.com/books/mitochondrial-dna-new-insights/paleogenetics-of-northern-iberian-from-neolithic-to-chalcolithic-time . Inicialmente el texto puede aparecer en inglés pero permite la traducción al español.
Las autoras de este artículo, Hervella y De la Rúa, contando con la colaboración del Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, D. Miguel Ángel De Blas Cortina, han analizado el ADN mitocondrial de 15 mineros de las minas prehistóricas de Texeo, comparándolos con otros individuos antiguos y con la población actual.
Se trata de un trabajo cuyo objetivo es el estudio de la variación mitocondrial de la poblaciones del norte de la Península Ibérica desde el periodo Neolítico hasta Calcolítico. Un objetivo importante que para el Concejo de Riosa tiene aún mayor relevancia si tenemos en cuenta que está basado en el análisis del ADN de los mineros prehistóricos de las Minas de Texeo. Y todo ello gracias a los nuevos datos proporcionados por las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en dos fases -1987 y 2005 - por el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, D. Miguel Ángel de Blas Cortina.
Los pueblos europeos en su origen eran cazadores y recolectores, nómadas, para después, una vez producidos los asentamientos, transformarse en agricultores y ganaderos. Al final del periodo máximo glacial los nuevos movimientos de poblaciones humanas "...trajeron a Europa nuevos ADN mitocondriales que provocaron un cambio en la frecuencia de los linajes autóctonos de ADNmt .." que, en la actualidad, debido a los avances científicos, pueden ser objeto de un estudio más profundo, facilitándonos una información valiosísima para determinar la influencia que pudieron tener en los asentamientos humanos de la Península Ibérica. Precisamente, en este caso, se hace el estudio a través del ADN de los mineros prehistóricos de las Minas de cobre de Texeo. Todo ello permite, según manifiestan las autoras, reconstruir, mediante comparación, la variabilidad que pudiera haberse producido -, "... de acuerdo con la variabilidad del ADN mt, en los grupos calcolíticos de la franja cantábrica de Iberia, no se han detectado relaciones genéticas entre estos grupos ibéricos y centroeuropeos."-
En la tabla nº 1 se reflejan tales resultados mostrándonos la variabilidad mitocondrial obtenida de los 21 restos humanos, con 15 haplotipos diferentes. Los nueve cráneos objeto de estudio suponían nueve haplotipos mitocondriales diferentes. Lo que hace deducir a las autoras que no existía parentesco materno entre estos mineros.
El grupo humano de las Minas de Texeo (Riosa), según las autoras, Hervella y De La Rúa, se trata de un grupo diferenciado, con características genéticas y culturales diferentes en relación a otros grupos del Calcolítico en la Península Ibérica -ritual de enterramientos de sus muertos en las minas -. Todo esto indica la existencia de procesos locales diferenciados ligados, lo más probable, a los cambios producidos en el paisaje y a diferentes estrategias de subsistencia. En el caso del Aramo, la minería, actividad que, en Asturias, se remonta al periodo Neolítico.
Para ellas, la alta diversidad genética obtenida en las Minas de Texeo (Riosa) permite indicar que se trata de una muestra representativa de la población original.
Del análisis, deducen que el haplogrupo "H" es el más frecuente entre los mineros de Texeo (60 %), valor que se asemeja al de la población actual de la zona (56 %) donde se halla la mina; por otra parte, es muy superior al valor medio encontrado en las poblaciones europeas (45 %) y del Oriente Próximo (16 %).
En el apartado 2º, "Material y métodos", las autoras resaltan que el carbono 14 ha demostrado que los restos antropológicos de las Minas de Texeo (9 cráneos y y 12 restos óseos) tienen " ... una datación entre el periodo calcolítico tardío y la Edad del Bronce Temprano."
El método que han utilizado ha sido el de aislar ADN, fundamentalmente de piezas dentales. No obstante en algún caso, fue necesaria la pulverización de restos óseos para poder obtener el ADN.
Se trata de una publicación muy técnica, difícil de desentrañar, en muchos de sus apartados, para personas profanas en la materia- como es nuestro caso -, sin embargo, con paciencia, se obtienen conclusiones muy interesantes.
Podemos considerar esta publicación como la punta de lanza de otras que, en un futuro no muy lejano, saldrán a la luz en el campo de la Paleogenética que nos permitirá conocer, con mucho más detalle, como eran los antiguos mineros del Aramo.
El avance de la Ciencia ha sido tal que, de un simple diente de uno de los mineros del Aramo, se puede obtener una información muy amplia y segura del individuo a quien pertenece, mucho más que la que podían mostrarnos a finales del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX, el doctor D. Federico Olóriz Aguilera, catedrático de anatomía de la Facultad de medicina de Madrid y el antropólogo D. Enrique Eguren y Bengoa, respectivamente, con los medios de que disponían.
Poco después del redescubrimiento de la Minas de Cobre de Texeo (Riosa) por parte del ingeniero belga, D. Alejandro Van Straalen, en el año 1888, su coetáneo, el también ingeniero de la misma nacionalidad, D. Alfonso Dory, daba a conocer este hecho, mediante la publicación de una Memoria en la Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería de Madrid (1893). En esa memoria hacía referencia al hallazgo de 16 esqueletos humanos, dos de ellos completos, que fueron analizados por el catedrático Anatomía de la Facultad de medicina de Madrid, D. Federico Olóriz Aguilera en el año 1897, extrayendo interesantes conclusiones recogidas en el libro "Asturias" (1894-1900), de los autores D. Octavio Belmut y Traver y D. Fermín Canella y Secades:
“Hay 191 piezas esqueléticas y unas 60 pertenecientes a un cuadrúpedo de gran tamaño. Muchas de las piezas están bastante deterioradas, pero en general, conservan la integridad y consistencia necesaria para poderlas manejar fácilmente, estudiar las formas y hasta medir las principales dimensiones. El color de los huesos varía entre el gris terroso y el negruzco brillante como bronceado, y en muchos puntos existe una delgada cascarilla debida, al parecer,, a incrustaciones minerales que, al desprenderse, dejan ver el color casi normal del hueso seco (…) Las piezas esqueléticas humanas corresponden la mayoría a dos sujetos, y las demás a otros cuatro distintos por lo menos. El examen de los cuatro cráneos que se conservan y el de todos los huesos, que posee diferencia sexuales apreciables, permite afirmar que los seis individuos del Aramo fueron del sexo masculino y alcanzaron la edad adulta o se aproximan a ella (…)El más joven de todos debió morir después de los veinte años y los otros tres no pasaron de los cuarenta ni aún llegaron a los treinta y cinco pues presentan sin soldar todas las suturas, tiene abiertos todos los alveolos y ocupados aún muchos de ellos y no ofrecen más desgatado el esmalte de los dientes que el joven de años referido(…)La talla de los mineros del Aramo debió variar entre 1,61 metros para el más bajo y 1,76 para el más alto (aunque) presentan proporciones entre los miembros y la talla diferentes de los observados en los franceses contemporáneos que sirvieron para la confección de las tablas de Manouvries(…)Fueron más esbeltos y relativamente altos más bien que anchos de tronco y miembros inferiores cortos (…)Las inserciones óseas indican más vigor muscular que el ordinario(…)Las cuatro calaveras del Aramo son notables por el volumen, la regularidad de las formas y la falta de rasgos que denuncien inferioridad con relación a los cráneos de nuestro país y de nuestro tiempo.
En todas son complicadas las suturas (…)no hay prognatismo, el índice nasal es muy poco mayor que los asturianos actuales y las únicas mandíbulas que existen, no ofrecen ningún rasgo extraordinario. Aunque se notan diferencias en la conformación de la frente, que abombada en dos cabezas del Aramo, mediana en otra y algo oblicua en la última (la cual tiene además rebajada la bóveda y prominentes los arcos supraciliares). Se descubre enseguida el parentesco étnico de las cuatro calaveras pues a pesar de sus ligeras variantes parecen corresponder todas a un solo de los dos tipos cranialógicos actuales que según mis estudios, muy deficientes todavía, dominan en Asturias (..) De estos dos tipos, el céltico, difiere esencialmente de las calaveras del Aramo, puesto que esta son subdolicocéfalas, su frente es abombada más bien que ancha y aplastada, falta el aplanamiento occipital característico del cráneo celta, y la forma general o del conjunto es más elipsoidea que globulosa. Por otra parte, aunque la forma de la frente, la elevación media de la bóveda y la prolongación rectangular de las órbitas aproximan los cráneos del Aramo al tipo Cromagnon, son tales las diferencias, sobre todo en la conformación de la cara y del occipucio, que no pueden aquellos clasificarse resueltamente en el tipo prehistórico citado y hay que limitarse por ahora a señalar sus semejanzas con el tipo actual subdolicocéfalo de Asturias, muy extendido también por otras regiones de la Península”
Los cráneos analizados por D. Federico Olóriz, según escribe D. Luis de Hoyos Sainz (1924) se enviaron gracias a las gestiones de D. Jerónimo Ibrán y de los doctores en medicina Miranda y Ortega. Nos llama la atención como atribuye exclusivamente el protagonismo del envío de los cráneos de las Minas de Texeo y otras piezas óseas para su análisis al catedrático de Anatomía de la facultad de Madrid, dejando a un lado al descubridor, ingeniero y Director de las Minas del Aramo, D. Alejandro Van Straalen. Hasta incluso lo rebaja de categoría de ingeniero a capataz
Sin embargo, D. Octavio Belmunt y Traver y D. Fermín Canella y Secades, en su libro "Asturias" (1894-1900), sí reconocen al ingeniero D. Alejandro Van Straalen como uno de los artífices, junto a D. Jerónimo Ibran, del envío de los cráneos humanos del Aramo y otros restos óseos al catedrático de Anatomía de la Facultad de Madrid, D. Federico Olóriz, para su análisis.
En las tres siguientes fotos podemos comprobar, por un lado, la referencia que hacen D. Octavio Belmunt y Traver y D. Fermín Canella y Secades, en su libro "Asturias" (1894-1900), al ingeniero director de las Minas de Texeo, D. Alejandro Van Straalen como uno de los artífices en el envío de los cráneos del Aramo para su análisis por D. Federico Olóriz, catedrático de anatomía de la Facultad de Medicina de Madrid, protagonismo que le niega el antropólogo D. Luis de Hoyos Sainz (1924), por otro, las conclusiones del catedrático de anatomía, una vez analizados por el ilustre doctor y que ya hemos transcrito:
En la parte inicial de la publicación del antropólogo físico, D. Luis De Hoyos Sainz, existe una referencia que creemos es interesante resaltar, el gran valor del método utilizado por el Dr. Olóriz para el análisis e investigación de los cráneos y resto óseos que pasaban por sus manos.
Reivindica el gran trabajo y la gran obra del catedrático de Anatomía de la Facultad de Medicina de Madrid, D Federico Olóriz Aguilera, dando un gran valor al museo ("Museo de Anatomía Antropológica de la Facultad de Medicina de Madrid"), formado por este ilustre doctor- . Se trataba de una colección de 2.483 cráneos que incluía una colección especial de 480 cráneos, entre los que se encontraban los de las Minas de Texeo (Riosa). Esta colección tan importante, al parecer, después de su fallecimiento en el año 1912, tal como escribe D. Luis De Hoyos Sainz, en el año 1924, se hallaba en paradero desconocido.
En los años 1917 y 1918, el antropólogo y arqueólogo vasco, Enrique Eguren y Bengoa que por aquel entonces trabajaba en la Universidad de Oviedo - fue catedrático de Biología y cuando murió, en el año 1944, ejercía el cargo de Vicerrector -, efectúa sendas publicaciones en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural en las que también figura un análisis y mediciones de algunos de los cráneos de los mineros prehistóricos de las Minas de cobre de Texeo.
Los tres cráneos examinados por D. Enrique Eguren pertenecían al Conde de la Vega del Sella y su familia los donó al Museo Arqueológico Provincial de Asturias, estando incluidos, por tanto, en el estudio de ADN realizado por Dª Monserrat Hervella y Y Dª Concepción de La Rúa, no así los analizados por D. Federico Olóriz en el año 1897.
Esta es la publicación del antropólogo y arqueólogo vasco, D. Enrique Eguren y Bengoa en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural en el año 1918 donde figura un análisis y mediciones de algunos de los cráneos de los mineros de las Minas de cobre de Texeo:
Como podéis ver, entre las mediciones y conclusiones del catedrático de anatomía, D. Federico Olóriz Aguilera (1897) y del antropólogo y arqueólogo vasco, D. Enrique Eguren Bengoa(1917-1918), respectivamente, sobre los cráneos del Aramo y el Estudio científico llevado a cabo por Dª Monserrat Hervella y Dª Concepción de la Rúa - publicado en 2018 -, utilizando el ADN de mineros prehistóricos de las Minas de cobre de Texeo, existe un gran abismo, sin embargo, no por eso debemos minusvalorar el gran trabajo llevado a cabo por ambos profesionales ya que se valieron de los métodos que la Ciencia les facilitaba en ese momento histórico. Precisamente en el año 1924, el antropólogo D. Luis De Hoyos Sainz, destaca y pone en valor el método utilizado por el catedrático de Anatomía de la la facultad de medicina de Madrid, D. Federico Olóriz, al que ya nos hemos referido, describiéndolo con todo detalle, de forma literal y con palabras del propio Dr. Oloriz.
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